miércoles, 2 de febrero de 2011

Construcciones teóricas en la Antropología de la salud (3)

La dimensión illness.

El enfoque culturalista-interpretativo parte de la premisa de la enfermedad como una realidad socio-histórica, no natural. El estudio pionero en Antropología médica de Good resalta la importancia de la construcción de significado en la experiencia humana de la enfermedad y proporciona nuevos métodos en su investigación a partir de las redes o campos semánticos. Kleinman entronca con estos conceptos a partir de la de idea de modelos explicativos, que se refiere a “las nociones acerca de un episodio de enfermedad y su tratamiento que son empleadas por todos aquellos envueltos en el proceso clínico.” El estudio de los procesos de interacción entre pacientes y profesionales nos ayuda a analizar los problemas derivados de la comunicación clínica, de la misma manera que los modelos explicativos entre los pacientes y sus familias configuran el sentido que se le da a la enfermedad.

Esta corriente es abiertamente crítica con la biomedicina por hacer uso de un excesivo “universalismo y empirismo, anulando el sentido autóctono (emic) de la aflicción”. Son partidarios de estudiar la especificidad de los procesos sociales en su contexto concreto y utilizan instrumentos de la hermenéutica y la fenomenología europea para llevar a sus “etnografías de la experiencia” (Good, 2003). En este sentido se desarrollan estrategias narrativas para dar forma y significado al discurso emic de los afligidos. Los culturalistas proponen la investigación sistemática de los procesos de salud/enfermedad/atención a través de la experiencia de la enfermedad y la comprensión profunda de las maneras de percibir el mundo en una situación límite de este tipo. La dimensión narrativa permite identificar “tramas” y por tanto secuencias en la construcción/deconstrucción del mundo social y personal que viven los pacientes. Además, esta estrategia permitirá descubrir también las posiciones ideológicas en la organización de la atención por parte de los sistemas médicos.

Nos ha parecido especialmente interesante el trabajo de Juan Pedro Alonso en la Unidad de Cuidados Paliativos de un hospital de Buenos Aires, “analizando la constitución, a partir de la experiencia de la enfermedad, del cuerpo como centro de incertidumbre, que desafía la seguridad ontológica y la actitud natural en el mundo de la vida” (Alonso, 2008). Es valioso el análisis de la interacción de pacientes y profesionales entorno a este estado de “inseguridad”, como también lo es la observación de las formas en que los pacientes interpelan los signos corporales, como proceso de dotación de sentido a la enfermedad o al dolor. En mi experiencia personal he podido observar –si bien no como investigador, sino como familiar de un paciente con una patología en fase terminal- como el factor temporal delimita estrictamente el mundo social del paciente e intensifica los procesos de hipervigilancia del cuerpo, al tiempo que se desarrollan modelos explicativos alternativos a la biomedicina para enfrentar la enfermedad. Dice De Ípola por boca de Alonso que “la creencia es un modo positivo y específico de aprehender el mundo”. La dimensión emocional de la enfermedad se revela aquí como parte fundamental en la experiencia del dolor.

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