miércoles, 2 de febrero de 2011

Construcciones teóricas en la Antropología de la salud (4) (final)

La integración de las perspectivas interpretativas y críticas.

Ante la intransigencia demostrada por el modelo textualista y el materialista, que se rechazan mutuamente en sus planteamientos principales, surge la necesidad teórica de combinar las dimensiones objetiva y subjetiva de la enfermedad para comprender mejor los procesos sociales salud/enfermedad/atención. Los autores pertenecientes a esta corriente abogan por el reconocimiento de la relación de los procesos primariamente subjetivos del padecimiento con los marcos sociales, políticos y económicos. El punto de partida es “la acción basada en la reflexión crítica” (Schepper-Hugues, 1997). Esta idea de poner en duda la realidad medida por el sentido común (tomada de la teoría crítica europea), indagando en el sentido “dirigido” de las estructuras de pensamiento comúnmente aceptadas, pone de manifiesto una crítica del poder y de las ideologías.

Sin embargo, lo novedoso de esta interpretación del mundo social viene dado por la incorporación del análisis crítico de la cultura que permite una aproximación historicista sobre las representaciones de la enfermedad y las relaciones políticas que las producen. En este punto la influencia de Antonio Gramsci (hegemonía) y Michel Foucault (biopoder) es más que notoria en el desarrollo de la teoría crítico-interpretativa. Nancy Schepper-Hugues, en “Nervoso”, describe con precisión los mecanismos de producción de “normalidad” y “desviación” (al más puro estilo foucaultiano: lo que es bueno, lo que es malo) que se ponen en práctica desde la biomedicina, la psiquiatría y la antropología médica más convencional con el fin de establecer una “cultura somática” que medicaliza cada vez más los problemas sociales. El concepto de hegemonía de Gramsci entra aquí para explicar cómo los técnicos y profesionales (médicos en el ámbito que nos ocupa) en el Estado moderno juegan el papel de agentes del consenso para introducir en la vida cotidiana, en el sentido común, una serie de construcciones artificiales cargadas de ideología que operan en beneficio de las clases hegemónicas y al mismo tiempo crean el ilusorio espacio de maniobra –supuesta libertad de elección- donde las clases subalternas acatan la responsabilidad sobre las desgracias que les acontecen.

Profundizando un poco más en las teorías de Gramsci encontraremos algunas aportaciones interesantes al enfoque crítico-interpretativo de la antropología de la salud, como “la comprensión de los aspectos subjetivos y de las formas de incorporación –embodiment- de la dialéctica social” (Pizza, 2005), a la que se suma un interés especial por las microfísicas de las transformación social, la hegemonía del Estado y la capacidad de actuar –agency- individual y colectiva. Destacamos especialmente su estudio sobre las transformaciones de la persona, en donde mezcla la experiencia vivida con la crítica sociocultural como un proceso de auto-objetivación. El ejemplo “teórico” de los náufragos nos recuerda al escalofriante hecho “real” de los supervivientes del accidente aéreo de los Andes en 1972, retratados en la película “Viven” (1993). Giovanni Pizza concluye su disertación sobre la figura de Gramsci con algunas reflexiones que serán comunes al desarrollo vivo de la Antropología crítica-interpretativa: la importancia decisiva de tratar la dicotomía salud-enfermedad de manera dialéctica y analizarla genealógicamente para descubrir los mecanismos de control social de un lado y las posibilidades de transformación de otro; pero también el estudio de las fuerzas estructurales que propician las “transformación molecular” de las personas y la mercantilización de la vida.





Referencias bibliográficas:

- Ángel Martínez: “Antropología de la Salud. Una aproximación genealógica”. En Joan Prat y Ángel Martínez, Ensayos de Antropología Cultural. Barcelona: Ariel, 1996
- Phillipe Bourgois 1999: Introducción a In search of respect. Selling crack in El Barrio. Traducción de Pilar Fernández. Manuscrito.

- Arachu Castro y Paul Farmer 2005: “El estigma del sida y su evolución social: una visión desde Haití”. Revista de Antropología Social 14.

- Byron J. Good 2003: “La representación narrativa de la enfermedad” (páginas 247-270). En Medicina, racionalidad y experiencia. Barcelona: Bellaterra.

- Juan Pedro Alonso, 2008: Cuerpo, dolor e incertidumbre. Experiencia de enfermedad y formas de interpelar el cuerpo en pacientes en cuidados paliativos. (Con)textos, 2: 36-50

- Nancy Scheper-Hugues 1997: “Nervoso”. En: La muerte sin llanto. Violencia y vida cotidiana en Brasil. Barcelona: Ariel [1992]

- Giovanni Pizza 2005: “Antonio Gramsci y la antropología médica contemporánea. Hegemonía, ‘capacidad de actuar’ (agency) y transformaciones de la persona. Revista de Antropología Social 14

Construcciones teóricas en la Antropología de la salud (3)

La dimensión illness.

El enfoque culturalista-interpretativo parte de la premisa de la enfermedad como una realidad socio-histórica, no natural. El estudio pionero en Antropología médica de Good resalta la importancia de la construcción de significado en la experiencia humana de la enfermedad y proporciona nuevos métodos en su investigación a partir de las redes o campos semánticos. Kleinman entronca con estos conceptos a partir de la de idea de modelos explicativos, que se refiere a “las nociones acerca de un episodio de enfermedad y su tratamiento que son empleadas por todos aquellos envueltos en el proceso clínico.” El estudio de los procesos de interacción entre pacientes y profesionales nos ayuda a analizar los problemas derivados de la comunicación clínica, de la misma manera que los modelos explicativos entre los pacientes y sus familias configuran el sentido que se le da a la enfermedad.

Esta corriente es abiertamente crítica con la biomedicina por hacer uso de un excesivo “universalismo y empirismo, anulando el sentido autóctono (emic) de la aflicción”. Son partidarios de estudiar la especificidad de los procesos sociales en su contexto concreto y utilizan instrumentos de la hermenéutica y la fenomenología europea para llevar a sus “etnografías de la experiencia” (Good, 2003). En este sentido se desarrollan estrategias narrativas para dar forma y significado al discurso emic de los afligidos. Los culturalistas proponen la investigación sistemática de los procesos de salud/enfermedad/atención a través de la experiencia de la enfermedad y la comprensión profunda de las maneras de percibir el mundo en una situación límite de este tipo. La dimensión narrativa permite identificar “tramas” y por tanto secuencias en la construcción/deconstrucción del mundo social y personal que viven los pacientes. Además, esta estrategia permitirá descubrir también las posiciones ideológicas en la organización de la atención por parte de los sistemas médicos.

Nos ha parecido especialmente interesante el trabajo de Juan Pedro Alonso en la Unidad de Cuidados Paliativos de un hospital de Buenos Aires, “analizando la constitución, a partir de la experiencia de la enfermedad, del cuerpo como centro de incertidumbre, que desafía la seguridad ontológica y la actitud natural en el mundo de la vida” (Alonso, 2008). Es valioso el análisis de la interacción de pacientes y profesionales entorno a este estado de “inseguridad”, como también lo es la observación de las formas en que los pacientes interpelan los signos corporales, como proceso de dotación de sentido a la enfermedad o al dolor. En mi experiencia personal he podido observar –si bien no como investigador, sino como familiar de un paciente con una patología en fase terminal- como el factor temporal delimita estrictamente el mundo social del paciente e intensifica los procesos de hipervigilancia del cuerpo, al tiempo que se desarrollan modelos explicativos alternativos a la biomedicina para enfrentar la enfermedad. Dice De Ípola por boca de Alonso que “la creencia es un modo positivo y específico de aprehender el mundo”. La dimensión emocional de la enfermedad se revela aquí como parte fundamental en la experiencia del dolor.

Construcciones teóricas en la Antropología de la salud (2)

La dimensión sickness.

En la tradición de la Antropología crítica se analizan las condiciones sociales y las estructuras económicas y políticas que subyacen a los procesos sociales de atención sanitaria en el ámbito de instituciones locales, haciendo referencia a menudo al modelo de la dependencia para explicar la desigual distribución de la enfermedad, sobretodo en los llamados países en vías de desarrollo. En el trabajo de Phillipe Bourgois, “Selling crack in El Barrio”, se ponen de manifiesto las contradicciones de las políticas de representación de la marginalización social en los EEUU, dejando al descubierto el papel de la ideología en el ocultamiento premeditado y alevoso de las condiciones de vida de un amplio sector de la población que no encaja en las dulces estadísticas del Estado del bienestar. La ficción televisiva, en ocasiones, también ha servido como instrumento certero de análisis de la cultura callejera de la que habla Bourgois. Es el caso de “The Wire”[1], una serie de televisión producida por la HBO, que plasma con maestría la realidad social de una ciudad mediana como Baltimore - de origen industrial, y que ha sufrido un proceso de pauperización galopante en los últimos quince años -, donde los estratos marginales desarrollan estrategias adaptativas muy semejantes al Harlem latino que estudió el profesor de la Universidad de Pennsylvania. Su trabajo expresaba encendidas críticas al “posmodernismo académico” y al funcionalismo antropológico precisamente por dejar de lado el tema de la desviación y los conjuntos sociales marginados. Al mismo tiempo pretendía superar el estructuralismo clásico a través de las teorías de producción cultural, dando relevancia al discurso emic y a la capacidad de agencia de los individuos. Desde el punto de vista metodológico Bourgois menciona como indispensable el trabajo de campo etnográfico (observación participante) y rechaza el análisis positivista en favor del relativismo cultural. Otro buen ejemplo del estudio de la dimensión sickness de la enfermedad está en el trabajo de Arachu Castro y Paul Farmer sobre el Sida y la violencia estructural en Haití, donde vuelven a evidenciarse los procesos de culpabilización de la víctima por parte de los organismos internacionales (OMS, etc.) y la omisión deliberada hacia las cuestiones relacionadas con la situación político-económica del país, que definen las condiciones miserables de su población. La tesis que mantienen los antropólogos de la “teoría crítica” (luego veremos las implicaciones de la Escuela de Frankfurt en la tercera parte de este trabajo) es que las estructuras de desigualdad, propiciadas por los mecanismos de control (OMS, FMI, Banco Mundial…) del sistema capitalista (a través de la estigmatización, por ejemplo) y sustentadas en la ideología de la explotación del ser humano, son los cimientos de la arquitectura de la pobreza. El periodista Iñaki Gabilondo resumió bien la historia de Haití en su apartado de opinión de los informativos de Cuatro, tras el terrible terremoto de 2010, explicando la diferencia entre un mundo privilegiado y otro “pisoteado por todas las formas de explotación”.[2]

A pesar de la encomiable labor de Bourgois, Castro, Farmer y compañía, pensamos que no se verá completada esta visión de los procesos de salud/enfermedad/atención hasta su más reciente versión en la forma de la Antropología crítica-interpretativa; una combinación acertada entre elementos de las dos corrientes enfrentadas: culturalista/interpretativa vs materialista/crítica y que veremos en el último bloque del trabajo.



[1] “The Wire” (2002). HBO. Created by David Simon. With Dominic West, John Doman, Wendell Pierce. (http://www.hbo.com/the-wire/index.html )
[2] Gabilondo, I. Informativos Cuatro (13/01/10: http://www.youtube.com/watch?v=Wbo8UWU8o1s) y (14/01/10: http://www.youtube.com/watch?v=5Ee1QIdar-c&feature=channel )

Construcciones teóricas en la Antropología de la salud

“La transición del discurso popular sobre el hambre al discurso popular sobre la enfermedad es sutil pero esencial en la percepción del cuerpo y sus necesidades. Un cuerpo hambriento necesita comida. Un cuerpo enfermo y “nervioso” necesita medicamentos. Un cuerpo hambriento plantea una crítica enérgica a la sociedad en que eso se produce. Un cuerpo enfermo no implica ninguna crítica.”
Nancy Schepper-Hugues
“Nervoso”

La construcción sociocultural de la salud y la enfermedad.

Partiendo del hecho incontestable de que todo sistema social elabora estrategias para confrontar la enfermedad de una u otra forma, el interés de la antropología se centra en descubrir las estructuras y decodificar el sentido y significado (saberes, prácticas y estrategias) con que conjuntos sociales e individuos viven esa experiencia en contextos interaccionales y procesos sociopolíticos concretos. Para ello la disciplina cuenta con una serie de métodos y construcciones teóricas con los que analiza las interrelaciones entre los componentes biológicos, sociales y culturales que configuran los procesos de enfermedad/salud/atención. A continuación trataremos de explicitar las distintas corrientes y campos de estudio de la antropología médica.

El punto de partida del estudio antropológico de la enfermedad es una crítica a la biomedicina como modelo de “cientificidad” que se revela insuficiente para comprender las dimensiones sociales y culturales de estos procesos sociales. Patologías como el alcoholismo o las toxicomanías no pueden ser entendidas solamente desde el punto de vista biologicista. Ni las actuales migraciones - que provocan desajustes en las políticas sanitarias de los países receptores –, ni las nuevas tecnologías (fecundación in vitro, mantenimiento de la vida artificialmente…) y sus debates morales derivados, sobre la eutanasia por ejemplo, pueden ser abarcadas exclusivamente por la medicina. En este marco se desarrolla la especialidad, más allá de instrumentos metodológicos, aportando innovadoras construcciones teóricas; en definitiva, una nueva epistemología que a su vez se subdivide en distintas corrientes de pensamiento.

No debemos olvidar las influencias fundamentales del estructural funcionalismo británico (Evans Pritchard, Mary Douglas…) y el estructuralismo francés (Lévi-Strauss, Gauss, Sontag) desde la propia teoría antropológica, así como la de otros campos de las ciencias sociales -: epidemiología, sociología de la medicina y de la desviación, historia social y economía política clásica marxista – en el desarrollo de la Antropología de la salud.

No obstante, queremos hacer hincapié en los antecedentes inmediatos, que situamos durante la segunda mitad del siglo XX. La primera penetración de la antropología en el ámbito de la salud, dominado absolutamente por la biomedicina, fue como metodología aplicada para superar los fracasos evidentes de las campañas internacionales de salud pública, que evidenciaban una total falta de sintonía con las sociedades autóctonas. Esta presencia de la Antropología aplicada mejoró los instrumentos con que se manejaban los procesos sociales de salud en los sesenta, pero adolecía de escasez teórica, permaneciendo totalmente subordinada al pragmático modelo médico. En la década del setenta Fabrega abrió la veda en la construcción teórica introduciendo la idea de multidimensionalidad de la enfermedad, distinguiendo entre los conceptos disease (lo patológico, valorado desde la medicina occidental) e illness (referido a la dimensión social y cultural de la enfermedad). Luego Foster ampliaría la brecha en su estudio sobre los sistemas médicos no occidentales, distinguiendo entre personalistas y naturalistas. Sin embargo, ambas posturas seguían estando supeditadas al esquema médico-céntrico.

No fue hasta la década siguiente cuando una serie de autores se planteó la necesidad de rechazar el etnocentrismo abanderado por la biomedicina y tratarla como un sistema médico más. En este sentido, destacan las aportaciones de Kleinman reformulando la dualidad disease/illness de Fabrega, para darle un sentido relativizado dentro del conjunto de sistemas médicos. Se produce un “cambio de paradigma” - en el sentido Kuhniano - en la forma en que la antropología aborda los procesos de salud/enfermedad/atención, tratando de evitar las presunciones etnocéntricas, en un ejercicio constante de reflexividad y vigilancia de las propias categorizaciones. Al desenmascarar las debilidades del constructo biomédico toman forma los fundamentos teóricos de la Antropología de la salud: “visión cultural y social de la enfermedad, análisis particularista de las enfermedades, noción de multicausalidad etiológica, sospecha de las vinculaciones entre normalidad biológica y normatividad social y negación de la neutralidad de la teoría y práctica biomédicas, entre otros principios posibles” (Martínez, 1993). Queda patente el giro drástico de la antropología hacia su independencia del modelo médico y su pretensión incluir a la biomedicina dentro de sus competencias analíticas.

En los últimos años parece que cada vez está más consensuada la postura académica de la antropología acerca de la delimitación manifiesta entre disease y biomedicina. No es así en lo referido a los conceptos de illness y sickness, con el consiguiente debate entre la Antropología médica interpretativa y la Antropología médica crítica. Según Young, los primeros centran su atención en las dimensiones culturales de la enfermedad (illness), haciendo hincapié en “el juego de especificidades/diversidades culturales” (Martínez, 1993). Los críticos, en cambio, destacan las dimensiones sociales (sickness), con una orientación materialista, en la clave de la desigualdad. Sin embargo, dentro de estas dos posturas teóricas más genéricas se pueden encontrar subgrupos o corrientes más concretas que pasaremos a analizar a continuación.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Ventana al mundo


Lo que no sale en la tele NO EXISTE. Como bien reflexionaba Milagros Pérez Oliva desde su espacio como defensora del lector en El País -y que comenté en el post anterior- la jerarquía informativa que establecen los medios de comunicación conforma nuestro marco de referencia sobre la realidad "objetiva". Es decir, "lo que no sale en los medios es como si no existiera, al menos a efectos de agenda política". De esta manera, percibimos como naturales las informaciones que vierten los medios masivos sin siquiera cuestionarnos de donde viene su supuesta legitimidad. Nos dice TVE que el 80% de la gestión humanitaria desarrollada en Haití para luchar contra el cólera proviene de Médicos sin fronteras (¡qué buenas son las ONGs españolas!) y nos lo tragamos sin más, cuando la realidad es -atestiguada por dirigentes de Naciones unidas y de la propia Médicos sin fronteras- que el 40% de los médicos (la proporción mayor) que asisten a la población son cubanos; y no ahora con el cólera, sino desde hace años. Porque la verdadera ayuda humanitaria es estructural, duradera, y no puntual ante un terremoto o un brote de cólera.
A continuación el vídeo de CubainformaciónTV denunciando la censura de los medios de comunicación internacionales: http://www.youtube.com/watch?v=6DikHDHXvL0
Vale la pena recordar también aquella supuesta "represión brutal" por parte de la policía cubana sobre la Damas de blanco de hace algunos meses: http://www.youtube.com/watch?v=KaJR3CvEagw



Yo no te miro, yo no te vigilo
pero te mantengo bien atado a todo lo que digo,
yo dictaré las bromas que gastarás mañana
señalaré a tus enemigos dirijo tu mirada
observa admirado a la aristocracia
mira como viven a tu costa y rieles las gracias
elige uno de los modelos de vida cotidiana
que te ofrecemos disponemos de una amplia gama
de gente guapa haciendo bobadas
de polis de peli dando ostias a mansalva
de tías buenas con tetas siliconadas
de delincuentes y terroristas sin alma.

Nuestra cadena a su sofá le encadena
es su demanda quien da forma a nuestra oferta
usted controla el mando a distancia
puede hacer zaping esto es una democracia.

En mi pantalla cabe la realidad
yo pongo nombre a las cosas digo lo que es verdad
te ofrezco actualidad sin causas ni efectos
te formo una opinión te leo tus derechos
yo digo soy la victima de un acto criminal
va a ser un héroe o un daño colateral
si tiene nombre el muerto y deja viuda e hijos
si es terrorismo o accidente laboral
yo soy la voz del amo yo soy la distracción
soy el arbitro que da y quita la razón
yo dispongo al rebaño en torno a su pastor
soy tu ventana al mundo soy tu televisor.

Nuestra cadena a su sofá le encadena
es su demanda quien da forma a nuestra oferta
usted controla el mando a distancia
puede hacer zaping esto es una democracia.

(También para escuchar en Youtube:
Desechos: ¿quiénes son?

lunes, 22 de noviembre de 2010

"Cuando el lenguaje nos traiciona"


Leo a Milagros Pérez Oliva, “defensora del lector” en El País, hablando sobre los peligros que entraña en comunicación la elección arbitraria de las palabras que componen un titular. Argumenta que ante una realidad confusa y polarizada políticamente el periodista debe tratar de hacer un ejercicio de distanciamiento en aras de la pretendida objetividad. Muchas de las quejas que recibe Pérez Oliva de los lectores tienen que ver con el desajuste (seamos benévolos) entre los titulares de las informaciones y su contenido, por no decir que denuncian claramente el carácter tendencioso del mensaje mediático. Debemos tener en cuenta, nos está diciendo la periodista siguiendo al reputado lingüista George Lakoff, que “todas las palabras se definen en relación a determinados marcos conceptuales que conforman una manera de ver el mundo”. Es decir, el lenguaje no es neutral, no es meramente denotativo sino que crea la realidad y nos proporciona estructuras de sentido con la que entenderla.


La defensora del lector propone algunos ejemplos muy ilustrativos que en mi opinión ponen de manifiesto los intereses estratégicos de un grupo mediático [PRISA en este caso], no sólo un periódico, expresados en su voluntad de definir la realidad social y política a través del lenguaje, en la consecución de unos objetivos concretos para cada situación (ejemplo Chavez-Merkel). No son desconocidas las filiaciones o simpatías (coyunturales en algunos casos) de los medios generalistas a determinadas corrientes políticas. Por lo tanto, no nos debe extrañar el tratamiento dispar de la información según los intereses creados en cada ocasión. El error involuntario del periodista al formular un titular –“nos traiciona el lenguaje”- que insinúa la articulista me parece una explicación ingenua, que pudiera ser el caso de alguna información “menor”, pero nunca de una noticia de portada. Un titular como “El Gobierno reprocha a Marruecos la violencia ejercida en el Sahara” no se deja al azar. Más cuando la realidad (descrita en el contenido de la información) es que el portavoz del gobierno “lamenta” los sucesos (al estilo de la izquierda abertzale con los atentados de ETA), atrapado entre los intereses de España y la sensibilizada opinión pública. Los ejemplos de Pérez Oliva hablan por sí mismos y por ello me arriesgo a atribuir su tibia indagación sobre las causas a los límites políticos impuestos por la línea editorial (digamos que escupir en la cara del jefe todavía no está muy visto).


Sin embargo, su artículo - recomendado por mi profe de Comunicación- ha sido muy sugestivo. Me ha incitado a leer otras cosas suyas. Sugiero “Quejas por ausencia u omisión” (7-11-2010. El País), en donde se trata el tema del espacio informativo en el periódico, delimitado por “una propuesta de jerarquía de la realidad” que deja fuera muchos temas que la dirección editorial no considera de interés. Pérez Oliva considera que “Gracias a Internet, cualquier lector tiene hoy fácil acceso a diferentes medios y puede, por tanto, comparar y establecer su propia jerarquía informativa. Si no coincide con la que le ofrece su medio, puede sentirse defraudado. Y cada vez hay más lectores que cuestionan esa jerarquía, conscientes de que lo que no sale en los medios es como si no existiera, al menos a efectos de agenda política.”

Sí, pero no.

Es muy interesante analizar la creciente variedad de repertorios con los que cuenta el público para reelaborar el mensaje mediático y articular acciones-respuesta con las que se establecen relaciones de interacción entre medios de comunicación de masas y sus potenciales receptores. Me atrevo a decir que en su mayor parte son procesos de participación “regulada” de la ciudadanía (comentarios y rankings en ediciones digitales de los periódicos, mensajes de móvil a programas de televisión, ect), contenidos, a modo de placebo democrático, dentro de las estructuras de producción de información. En términos de la teoría de sistemas-mundo el ciudadano de clase media con acceso habitual a Internet y con tiempo para comentar noticias y blogs pertenecería a la semiperiferia mediática que hace de amortiguador/silenciador en el conflicto latente entre directores ejecutivos de corporaciones mediáticas y opinólogos profesionales de tertulia televisiva, y cualquier otro medio alternativo que no tiene tiempo para leer.

Sin embargo, las nuevas tecnologías, la sociedad hipermediatizada actual también han generado nuevos canales de acción e interacción (redes sociales, “menéame”, wikileaks, medios de comunicación alternativos, ciberactivismo, etc) que probablemente, antes o después, pondrán en cuestión la hegemonía de los medios de comunicación tradicionales.



Volviendo al artículo de Pérez Oliva, el ejemplo del tratamiento bipartidista de la información política es indiscutible. De nuevo la decisión de excluir prácticamente del espacio informativo a toda formación política que no sea PSOE o PP (a no ser que convenga traerlas a colación porque “elevan su precio” para mantener al gobierno) reproduce la dinámica turnista en el imaginario colectivo como opción natural, y margina programas políticos apoyados por cientos de miles de personas (un millón IU, 500.000 PNV). En este caso, la defensora del lector se moja en defensa de la diversidad de opinión, aunque conceda a una “inercia informativa” (de la edición impresa a la digital) cierto estatus de causa en la omisión de información.

En fin, parece que estoy poniendo a caer de un burro a esta señora, pero no es así. En realidad sus artículos me han parecido muy valiosos para pensar sobre las relaciones de poder y comunicación.


Como curiosidad añado que precisamente estos días estaba pensando recuperar mi viejo Fotolog, para actualizarme en este mundo, para escribir algo por gusto no por obligación. Luego me he dado cuenta de que Fotolog se ha quedado pequeño. No puedes elegir la letra, ni cursivas ni negritas, y tampoco se puede enlazar información como es debido, sin feas y largas direcciones web. Así que me vuelvo al blog, que cada vez está más moderno, más bonito, con toda clase de herramientas chulas. Lo llamativo ha sido que el último tema que traté en el flog, la última actualización, allá por marzo de 2009, tiene mucho que ver con lo que hoy he escrito. Una “carta al director” (entonces no estaba Milagros) quejándome de un titular: “Salvador Puig Antich disparó”.


Abrazos.

viernes, 5 de febrero de 2010

Plan Ceibal


La República Oriental del Uruguay (llamada así por estar al este del “río de los pájaros pintados”, o sea Uruguay) es un pequeño país latinoamericano, cuya capital es la más austral del mundo, de poco más de tres millones de habitantes.

La carencia de oro y plata lo excluyó de las rebatiñas coloniales y después de un nacimiento a la independencia complicado y sangriento muy pronto concibió como su principal riqueza la educación y los avances sociales. Desde finales del siglo XIX tiene una escuela pública gratuita, laica y obligatoria, y a lo largo del siglo XX fueron sucediéndose leyes sociales de avanzada, como la muy temprana ley de divorcio por la sola voluntad de la mujer.

Pero los avatares políticos y económicos llevaron a este país a una terrible dictadura cívico militar en los años 70 y a una posterior crisis económica que barrió la mesocracia educada que sostenía a una sociedad integrada e igualitaria. En los últimos quince años se polarizó la situación económica de la población acentuando la miseria de una tercera parte de los uruguayos. Hace pocos años más de la mitad de los niños nacían bajo el nivel de la pobreza y esta es una realidad que muy poco a poco se va superando . Mientras un decil de la población tenía todos los adelantos tecnológicos propios de un país del primer mundo y accedía a muchas comodidades y lujos, los niños de las zonas marginales de las grandes ciudades o del área rural sufrían el principal golpe que se le pueda dar a los hombres de mañana: la falta de igualdad de oportunidades para formarse.

En 2005 llega al gobierno por primera vez una coalición de izquierdas, el Frente Amplio, cuyos principales objetivos son eliminar la indigencia, bajar los índices de pobreza y mejorar la educación de las nuevas generaciones. Poco después el Presidente Tabaré Vázquez decide poner en marcha lo que se llamó el Plan Ceibal. Está tomado del proyecto de Nicholas Negroponte del MIT (One laptop per child), que si bien se había aplicado parcialmente en algunas partes del mundo, nunca un país lo había tomado para toda su población infantil.

El ceibo es la flor nacional uruguaya, de ahí el nombre simbólico, aunque se trata de una sigla claramente definitoria: “Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea". En apenas tres años todos los niños de la escuela pública uruguaya y sus maestros han contado con una XO, un pequeño ordenador con la capacidad necesaria para la enseñanza, el juego, la comunicación, etc. La empresa pública de telecomunicaciones, ANTEL, proveyó la conectividad necesaria para todas las escuelas del país. Comenzando por las más remotas zonas urbanas, el proyecto terminó en 2009 en la capital, antaño centro de todas las innovaciones.

En ese lapso se llenó el paisaje uruguayo de niños con sus ordenadores verde y blancos, en corro cerca de la escuela, llegando a la misma a caballo o en bicicleta, usando su cámara en cualquier actividad que les atrajera. Ha sido motivo de sorpresa para muchos visitantes que han llevado este episodio a los periódicos de todo el mundo, y de orgullo para los uruguayos que sienten que realmente están apostando por una transformación radical de su sociedad.

Desde el gobierno se trabaja en nuevos programas educativos, en la formación del profesorado, en la extensión del plan a secundaria, etc. Pero lo básico está logrado: un emprendimiento audaz pero riguroso que intenta, tal como expresó el Presidente, que todos los niños sean "no sólo iguales ante la ley, que es importante, sino que sean todos iguales ante la vida".