lunes, 22 de noviembre de 2010

"Cuando el lenguaje nos traiciona"


Leo a Milagros Pérez Oliva, “defensora del lector” en El País, hablando sobre los peligros que entraña en comunicación la elección arbitraria de las palabras que componen un titular. Argumenta que ante una realidad confusa y polarizada políticamente el periodista debe tratar de hacer un ejercicio de distanciamiento en aras de la pretendida objetividad. Muchas de las quejas que recibe Pérez Oliva de los lectores tienen que ver con el desajuste (seamos benévolos) entre los titulares de las informaciones y su contenido, por no decir que denuncian claramente el carácter tendencioso del mensaje mediático. Debemos tener en cuenta, nos está diciendo la periodista siguiendo al reputado lingüista George Lakoff, que “todas las palabras se definen en relación a determinados marcos conceptuales que conforman una manera de ver el mundo”. Es decir, el lenguaje no es neutral, no es meramente denotativo sino que crea la realidad y nos proporciona estructuras de sentido con la que entenderla.


La defensora del lector propone algunos ejemplos muy ilustrativos que en mi opinión ponen de manifiesto los intereses estratégicos de un grupo mediático [PRISA en este caso], no sólo un periódico, expresados en su voluntad de definir la realidad social y política a través del lenguaje, en la consecución de unos objetivos concretos para cada situación (ejemplo Chavez-Merkel). No son desconocidas las filiaciones o simpatías (coyunturales en algunos casos) de los medios generalistas a determinadas corrientes políticas. Por lo tanto, no nos debe extrañar el tratamiento dispar de la información según los intereses creados en cada ocasión. El error involuntario del periodista al formular un titular –“nos traiciona el lenguaje”- que insinúa la articulista me parece una explicación ingenua, que pudiera ser el caso de alguna información “menor”, pero nunca de una noticia de portada. Un titular como “El Gobierno reprocha a Marruecos la violencia ejercida en el Sahara” no se deja al azar. Más cuando la realidad (descrita en el contenido de la información) es que el portavoz del gobierno “lamenta” los sucesos (al estilo de la izquierda abertzale con los atentados de ETA), atrapado entre los intereses de España y la sensibilizada opinión pública. Los ejemplos de Pérez Oliva hablan por sí mismos y por ello me arriesgo a atribuir su tibia indagación sobre las causas a los límites políticos impuestos por la línea editorial (digamos que escupir en la cara del jefe todavía no está muy visto).


Sin embargo, su artículo - recomendado por mi profe de Comunicación- ha sido muy sugestivo. Me ha incitado a leer otras cosas suyas. Sugiero “Quejas por ausencia u omisión” (7-11-2010. El País), en donde se trata el tema del espacio informativo en el periódico, delimitado por “una propuesta de jerarquía de la realidad” que deja fuera muchos temas que la dirección editorial no considera de interés. Pérez Oliva considera que “Gracias a Internet, cualquier lector tiene hoy fácil acceso a diferentes medios y puede, por tanto, comparar y establecer su propia jerarquía informativa. Si no coincide con la que le ofrece su medio, puede sentirse defraudado. Y cada vez hay más lectores que cuestionan esa jerarquía, conscientes de que lo que no sale en los medios es como si no existiera, al menos a efectos de agenda política.”

Sí, pero no.

Es muy interesante analizar la creciente variedad de repertorios con los que cuenta el público para reelaborar el mensaje mediático y articular acciones-respuesta con las que se establecen relaciones de interacción entre medios de comunicación de masas y sus potenciales receptores. Me atrevo a decir que en su mayor parte son procesos de participación “regulada” de la ciudadanía (comentarios y rankings en ediciones digitales de los periódicos, mensajes de móvil a programas de televisión, ect), contenidos, a modo de placebo democrático, dentro de las estructuras de producción de información. En términos de la teoría de sistemas-mundo el ciudadano de clase media con acceso habitual a Internet y con tiempo para comentar noticias y blogs pertenecería a la semiperiferia mediática que hace de amortiguador/silenciador en el conflicto latente entre directores ejecutivos de corporaciones mediáticas y opinólogos profesionales de tertulia televisiva, y cualquier otro medio alternativo que no tiene tiempo para leer.

Sin embargo, las nuevas tecnologías, la sociedad hipermediatizada actual también han generado nuevos canales de acción e interacción (redes sociales, “menéame”, wikileaks, medios de comunicación alternativos, ciberactivismo, etc) que probablemente, antes o después, pondrán en cuestión la hegemonía de los medios de comunicación tradicionales.



Volviendo al artículo de Pérez Oliva, el ejemplo del tratamiento bipartidista de la información política es indiscutible. De nuevo la decisión de excluir prácticamente del espacio informativo a toda formación política que no sea PSOE o PP (a no ser que convenga traerlas a colación porque “elevan su precio” para mantener al gobierno) reproduce la dinámica turnista en el imaginario colectivo como opción natural, y margina programas políticos apoyados por cientos de miles de personas (un millón IU, 500.000 PNV). En este caso, la defensora del lector se moja en defensa de la diversidad de opinión, aunque conceda a una “inercia informativa” (de la edición impresa a la digital) cierto estatus de causa en la omisión de información.

En fin, parece que estoy poniendo a caer de un burro a esta señora, pero no es así. En realidad sus artículos me han parecido muy valiosos para pensar sobre las relaciones de poder y comunicación.


Como curiosidad añado que precisamente estos días estaba pensando recuperar mi viejo Fotolog, para actualizarme en este mundo, para escribir algo por gusto no por obligación. Luego me he dado cuenta de que Fotolog se ha quedado pequeño. No puedes elegir la letra, ni cursivas ni negritas, y tampoco se puede enlazar información como es debido, sin feas y largas direcciones web. Así que me vuelvo al blog, que cada vez está más moderno, más bonito, con toda clase de herramientas chulas. Lo llamativo ha sido que el último tema que traté en el flog, la última actualización, allá por marzo de 2009, tiene mucho que ver con lo que hoy he escrito. Una “carta al director” (entonces no estaba Milagros) quejándome de un titular: “Salvador Puig Antich disparó”.


Abrazos.